la Confesión de Fe de Westminster
Lea, escuche y obedezca la Palabra de Dios.
Lea, escuche y obedezca la Palabra de Dios.
*Nosotros creemos que la Confesión de Fe de Westminster representa correctamente las verdades de la Biblia, y por eso la usamos para ayudarnos en nuestro entendimiento de estas doctrinas bíblicas. Sin embargo, es la obra del hombre y no inspirada por Dios, y por eso, hemos añadido algunas declaraciones adicionales que reflejan lo que creemos. También en algunos capítulos que hablan del gobierno, usamos las revisiones que se hicieron en los Estados Unidos en 1788.
34.1– El Espíritu Santo es la tercera persona en la santa Trinidad,1 eternamente procediendo del Padre y del Hijo,2 de la misma sustancia y eternidad con ellos, igual en perfección, poder, y gloria.3
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34.2– Por eso Él es Dios verdadera y esencialmente, no creado y auto-existente, infinito y eterno; y Su posesión de todos los atributos de la deidad es inmutable.4
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34.3– Él es una persona divina, no una mera influencia ni emanación, y es distinto hipostáticamente del Padre y del Hijo, y esto debido a la necesidad eterna.5
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34.4– Él es el agente eficaz en las esferas siguientes: la creación;6 la inspiración de las Escrituras;7 la redención, con un énfasis especial en Su obra en el nacimiento,8 llenura,9 ministerio, milagros,10 muerte,11 y resurrección de Cristo;12 la aplicación de la redención incluyendo la convicción del pecado,13 la regeneración o el nuevo nacimiento,14, la incorporación de creyentes en Cristo,15 la llenura de creyentes,16 la confianza de creyentes de su adopción como los hijos de Dios17 y de su entrada en el cielo,18 y la santificación de creyentes,19 confortándolos20 y habilitándolos a orar a su Padre celestial.21
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34.5– La obra suprema del Espíritu Santo en el mundo es la de revelar y glorificar al Señor Jesucristo;22 Su ministerio peculiar y perpetuo es el de guiar los creyentes para ver lo que Dios ha provisto en Su gracia para ellos en Cristo, explicándoles a ellos las glorias del evangelio.23
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34.6– El Espíritu Santo es la única fuente de verdad en la tierra y por eso es el autor de esas obras de bondad divina comúnmente designadas como “la gracia común;” es decir, toda la bondad de Dios para con un mundo maldito por el pecado e indigno, que está muy lejos de la salvación.24 Él es la fuente de todas las virtudes relativas de los hombres no regenerados que benefician a la sociedad humana;25 restringe la explosión de la depravación humana en toda la brutalidad y violencia naturalmente inherente en ella;26 detiene la ira de Dios contra un mundo impío,27 y atenúa las horribles maldades que han llegado hacia el mundo como resultado de la caída de Adán.28
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34.7– Él provee el poder espiritual necesario para que los creyentes puedan vivir la vida cristiana. Este poder es disponible gratuitamente al pueblo de Dios, porque la Escritura le manda a “ser llenos del Espíritu,”29 y el Padre está siempre dispuesto a dar el don del Espíritu a todos quienes le piden y le obedecen.30
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34.8– Él es el autor soberano del avivamiento verdadero, de temporadas de poder espiritual y de eficacia en la predicación del evangelio como demostrada tan poderosamente en el día de Pentecostés, cuyo poder, aunque manifestado ocasionalmente en la antigua dispensación, es la posibilidad constante para la iglesia en la nueva dispensación. Aunque el Pentecostés no se puede repetir, el poder del Pentecostés no ha sido retirado de la iglesia.31
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34.9– Los dones milagrosos que fueron señales del Espíritu Santo asociados con el ministerio personal de los apóstoles de Cristo no son esenciales a la operación poderosa del Espíritu en la iglesia;32 ni deben ser confundidos con las falsificaciones extáticas de ellos practicados por varias sectas carismáticas a través de la historia de la iglesia.33
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34.10– La ausencia de esos dones asociados con el ministerio personal de los apóstoles de Cristo no indica el retiro del ministerio del Espíritu Santo para equipar y habilitar al pueblo de Dios para la obra de servir a Cristo, porque el Espíritu Santo no ha retirado de la iglesia los dones necesarios para su vida y testimonio sino continúa proveyéndolos según Su voluntad soberana y la fe de Su pueblo.34
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*Nosotros creemos que la Confesión de Fe de Westminster representa correctamente las verdades de la Biblia, y por eso la usamos para ayudarnos en nuestro entendimiento de estas doctrinas bíblicas. Sin embargo, es la obra del hombre y no inspirada por Dios, y por eso, hemos añadido algunas declaraciones adicionales que reflejan lo que creemos. También en algunos capítulos que hablan del gobierno, usamos las revisiones que se hicieron en los Estados Unidos en 1788.