la Confesión de Fe de Westminster
Lea, escuche y obedezca la Palabra de Dios.
Lea, escuche y obedezca la Palabra de Dios.
*Nosotros creemos que la Confesión de Fe de Westminster representa correctamente las verdades de la Biblia, y por eso la usamos para ayudarnos en nuestro entendimiento de estas doctrinas bíblicas. Sin embargo, es la obra del hombre y no inspirada por Dios, y por eso, hemos añadido algunas declaraciones adicionales que reflejan lo que creemos. También en algunos capítulos que hablan del gobierno, usamos las revisiones que se hicieron en los Estados Unidos en 1788.
19.1– Dios dio a Adán una ley como un pacto de obras, por la cual le obligó, a él y a toda su posteridad, a una obediencia personal, completa, exacta y perpetua; le prometió la vida por el cumplimiento de esa ley, y le amenazó con la muerte si la infringía; dándole además el poder y la capacidad para guardarla.1
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19.2– Esta ley, después de la caída de Adán, continuaba siendo una regla perfecta de rectitud; y como tal fue dada por Dios en el monte Sinaí, en diez mandamientos, y escrita en dos tablas;2 los cuatro primeros mandamientos contienen nuestros deberes para con Dios, y los otros seis, nuestros deberes para con los hombres.3
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19.3– Además de esta ley, comúnmente llamada ley moral, agradó a Dios dar al pueblo de Israel, como iglesia menor de edad, leyes ceremoniales que contenían varias ordenanzas típicas; en parte de adoración, prefigurando a Cristo, sus gracias, acciones, sufrimientos y beneficios;4 y en parte expresando diversas instrucciones sobre los deberes morales.5 Todas aquellas leyes ceremoniales están abrogadas ahora bajo el Nuevo Testamento.6
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19.4– A los Israelitas, en cuanto cuerpo político, también les dio leyes judiciales, que expiraron juntamente con el estado político de aquel pueblo, por lo que ahora no obligan a los otros pueblos sino en lo que la equidad general de ellas lo requiera.7
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19.5– La ley moral obliga por siempre a todos, tanto a los justificados, como a los que no lo están, a que se la obedezca;8 y esto no sólo en consideración a la naturaleza de ella, sino también con respecto a la autoridad de Dios, el Creador, quien la dio.9 Cristo, en el evangelio, en ninguna manera abroga esta ley, sino que refuerza nuestra obligación de cumplirla.10
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19.6– Aunque los verdaderos creyentes no están bajo la ley en cuanto el pacto de obras para ser justificados o condenados,11 sin embargo, ésta es de gran utilidad tanto para ellos como para otros, ya que como regla de vida les informa de la voluntad de Dios y de sus deberes, les dirige y obliga a andar en conformidad con ella,12 les descubre también la pecaminosa contaminación de su naturaleza, corazón y vida;13 de tal manera, que cuando ellos se examinan ante ella, puedan llegar a una convicción más profunda de su pecado, a sentir humillación por él y aborrecimiento de él,14 junto con una visión más clara de la necesidad que tienen de Cristo, y de la perfección de su obediencia.15 También la ley moral es útil para los regenerados a fin de restringir su corrupción, puesto que prohíbe el pecado,16 y sus amenazas sirven para mostrar lo que aún merecen sus pecados, y las aflicciones que pueden esperar por ellos en esta vida, aun cuando estén libres de la maldición con que amenaza la ley.17 Sus promesas, de un modo semejante, manifiestan a los regenerados que Dios aprueba la obediencia, y cuáles son las bendiciones que deben esperar por el cumplimiento de la misma,18 aunque no como si la ley se lo debiera, a modo de un pacto de obras;19 de manera que si alguien hace lo bueno y deja de hacer lo malo porque la ley le mande lo uno y le prohíba lo otro, no por ello se demuestra que esté bajo la ley y no bajo la gracia.20
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19.7– Los usos de la ley ya mencionados no son contrarios a la gracia del evangelio, sino que concuerdan armoniosamente con él;21 pues el Espíritu de Cristo subyuga y capacita la voluntad del hombre para que haga alegre y voluntariamente lo que requiere la voluntad de Dios, revelada en la ley.22
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*Nosotros creemos que la Confesión de Fe de Westminster representa correctamente las verdades de la Biblia, y por eso la usamos para ayudarnos en nuestro entendimiento de estas doctrinas bíblicas. Sin embargo, es la obra del hombre y no inspirada por Dios, y por eso, hemos añadido algunas declaraciones adicionales que reflejan lo que creemos. También en algunos capítulos que hablan del gobierno, usamos las revisiones que se hicieron en los Estados Unidos en 1788.