la Confesión de Fe de Westminster
Lea, escuche y obedezca la Palabra de Dios.
Lea, escuche y obedezca la Palabra de Dios.
*Nosotros creemos que la Confesión de Fe de Westminster representa correctamente las verdades de la Biblia, y por eso la usamos para ayudarnos en nuestro entendimiento de estas doctrinas bíblicas. Sin embargo, es la obra del hombre y no inspirada por Dios, y por eso, hemos añadido algunas declaraciones adicionales que reflejan lo que creemos. También en algunos capítulos que hablan del gobierno, usamos las revisiones que se hicieron en los Estados Unidos en 1788.
16.1– Buenas obras son solamente las que Dios ha ordenado en su santa Palabra,1 y no las que, sin ninguna autoridad para ello, han imaginado los hombres por un fervor ciego o con cualquier pretexto de buena intención.2
|
16.2– Estas buenas obras, hechas en obediencia a los mandamientos de Dios, son los frutos y evidencias de una fe viva y verdadera;3 y por ellas manifiestan los creyentes su gratitud,4 fortalecen su seguridad,5 edifican a sus hermanos,6 adornan la profesión del evangelio,7 tapan la boca de los adversarios,8 y glorifican a Dios,9 cuya obra son, creados en Cristo Jesús para buenas obras,10 para que teniendo por fruto la santificación, tengan como fin la vida eterna.11
|
16.3– La capacidad que tienen los creyentes para hacer buenas obras no es de ellos en ninguna manera, sino completamente del Espíritu de Cristo.12 Y para que ellos puedan tener esta capacidad, además de las gracias que han recibido, se necesita la influencia efectiva del mismo Espíritu Santo para obrar en ellos tanto el querer como el hacer por su buena voluntad;13 sin embargo no deben degenerar en negligencias, como si no estuvieran obligados a obrar aparte de un impulso especial del Espíritu, sino que deben ser diligentes en avivar la gracia de Dios que está en ellos.14
|
16.4– Quienes por su obediencia alcancen la máxima de perfección que sea posible en esta vida, quedan tan lejos de llegar a un grado supererogatorio, y de hacer más de lo que Dios requiere, que les falta mucho de lo que por deber tienen que hacer.15
|
16.5– Nosotros no podemos, por nuestras mejores obras, merecer el perdón del pecado o la vida eterna de la mano de Dios, a causa de la gran desproporción que existe entre nuestras obras y la gloria que ha de venir, y por la distancia infinita que hay entre nosotros y Dios, a quien no podemos beneficiar por dichas obras, ni satisfacer la deuda de nuestros pecados anteriores;16 pero cuando hemos hecho todo lo que podemos, no hemos hecho más que nuestro deber, y somos siervos inútiles;17 y además nuestras obras son buenas porque proceden de su Espíritu,18 y en cuanto son hechas por nosotros, son impuras y contaminadas con tanta debilidad e imperfección, que no pueden soportar la severidad del juicio de Dios.19
|
16.6– Sin embargo, a pesar de lo anterior, siendo aceptadas las personas de los creyentes por medio de Cristo, sus buenas obras también son aceptadas en Él;20 no como si fueran en esta vida enteramente irreprochables e irreprensibles a la vista de Dios,21 sino que a Él, mirándolas en su Hijo, le place aceptar y recompensar lo que es sincero, aun cuando esté acompañado de muchas debilidades e imperfecciones.22
|
16.7– Las obras hechas por hombres no regenerados, aun cuando por su esencia puedan ser cosas que Dios ordena, y de utilidad tanto para ellos como para otros,23 sin embargo, porque proceden de un corazón no purificado por la fe,24 no son hechas en la manera correcta de acuerdo con la Palabra,25 ni para un fin correcto- la gloria de Dios-,26 son pecaminosas y no pueden agradar a Dios ni hacer a un hombre digno de recibir gracia de Dios.27 Y a pesar de esto, el descuido de las buenas obras por parte de los no regenerados es pecaminoso y desagradable a Dios.28
|
*Nosotros creemos que la Confesión de Fe de Westminster representa correctamente las verdades de la Biblia, y por eso la usamos para ayudarnos en nuestro entendimiento de estas doctrinas bíblicas. Sin embargo, es la obra del hombre y no inspirada por Dios, y por eso, hemos añadido algunas declaraciones adicionales que reflejan lo que creemos. También en algunos capítulos que hablan del gobierno, usamos las revisiones que se hicieron en los Estados Unidos en 1788.