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Lea, escuche y obedezca la Palabra de Dios.
Lea, escuche y obedezca la Palabra de Dios.
Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. (Isaías 55:6-7)
Texto : Juan 14:16-20
Predicador : Pastor Daniel Jung (Jinyong Jung)
Introducción:
En el Credo de los Apóstoles se confiesa la fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Aunque el Espíritu Santo es fundamental para una vida de fe, muchas personas saben menos sobre Él que sobre el Padre o el Hijo. Sin el Espíritu Santo, la vida de fe es imposible. Después de la ascensión de Jesús, se considera que estamos en la “Era del Espíritu Santo”, por lo que es esencial conocerlo bien.
Debemos entender y experimentar al Espíritu Santo a través de la Palabra, evitando una visión mística o un rechazo excesivo del Espíritu. En cambio, necesitamos una aceptación bíblica del Espíritu Santo que permita avanzar con fe. La confesión de fe en el Espíritu Santo es tan importante como en el Padre y el Hijo, y esta comprensión nos llevará a una vida victoriosa con el Espíritu Santo.
Desarrollo:
1. Identidad del Espíritu Santo:
2. Obra del Espíritu Santo:
3. Ser llenos del Espíritu Santo:
Conclusión:
Instamos a los creyentes a creer en el Espíritu Santo como Dios y a caminar siempre con Él en su vida de fe. Es importante evitar extremos de misticismo o sequedad espiritual. El Espíritu Santo es un compañero constante en nuestra vida de fe. Oremos para que los creyentes sean llenos del Espíritu Santo y disfruten de las bendiciones y la gracia que Él ofrece.
16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.